Dejar ir es el título de un magnífico libro, en el que se describe un método para soltar, no apegarse, dejar ir todo lo que nos altera.
A poco que me hayas leído, imagino que ya te has dado cuenta de que ‘dejar ir’ es el método que más recomiendo y utilizo yo misma para abordar las emociones que me embargan, se apoderan de mí o se presentan en mi día a día.
En realidad es un método muy sencillo, ya lo has podido ver descrito varias veces. Te invito a que lo pongas en práctica, que lo intentes. Al principio resulta algo difícil, porque nuestra inercia tiende a dejarnos llevar por los acontecimientos y sentimientos. Pero es cuestión de ir practicando y con la experiencia llega la maestría.
Dejar ir, el método
Dejar ir implica ser consciente de un sentimiento, dejarlo crecer, permanecer en él y permitir que siga su curso sin querer que sea diferente ni hacer nada con relación a él. Significa, simplemente, dejar que el sentimiento esté ahí y centrarse en dejar correr la energía que tiene detrás.
Sentir
El primer paso es permitirte SENTIR la sensación sin resistirte a ella, sin expresarla, temerla, condenarla ni aplicarle un juicio moral.
Sin juicio
Abandonar el juicio y ver que sólo es una sensación. La técnica consiste en estar con la sensación y entregar cualquier intento de modificarla.
Sin resistencia
Soltamos la resistencia a ella. Es la resistencia la que alimenta la sensación. Una sensación a la que no te resistes desaparecerá a medida que se disipe la energía que la sustenta (energía reprimida que necesita salir y ser reconocida).
Sin identificarse con la mente
Cuando estés dejando ir, ignora todo pensamiento. Céntrate en la sensación, no en los pensamientos. Los pensamientos son interminables, se refuerzan entre ellos y solo engendran más pensamientos. No son más que racionalizaciones de la mente para tratar de explicar la presencia de la sensación.
Sin identificarse con los sentimientos
A medida que nos familiarizamos con el dejar ir, nos damos cuenta de que todo sentimiento negativo está asociado al miedo básico relacionado con la supervivencia, y que todos los sentimientos no son más que programas de supervivencia que la mente cree necesarios.
Libre de apegos e identificaciones
Al dejar ir continuamente vamos siendo más libres, teniendo menos dependencias y apegos. Los sentimientos vienen y van, y, con el tiempo, te das cuenta de que tú no eres tus sentimientos, ni tus pensamientos. El verdadero “tú” se limita a presenciarlos, dejas de identificarte con ellos.
Testigo, observador
Te conviertes en el testigo. El Ser real es el espacio entre los pensamientos o, más exactamente, el campo silencioso de conciencia que subyace a todos los pensamientos.>>
Poco más tengo que añadir. Si quieres que te acompañe en la puesta en práctica del método de Dejar ir estaré encantada de hacerlo, pero es tan simple que, quizás por eso mucha gente no se cree que tenga efectos tan beneficiosos para nuestra salud y paz mental.
A lo que te resistes, persiste.
Si, en lugar de suprimir la sensación, se le permite salir y se suelta, pasamos rápidamente del sufrimiento a la aceptación. El sufrimiento continuo por una pérdida (por ejemplo) se debe a la resistencia a aceptar ese estado y a permitir que el sufrimiento se agote.
Aceptar
Cuando aceptamos que podemos aguantar el sufrimiento, esa sensación de “puedo con ello” nos lleva al coraje para enfrentar nuestros sentimientos y soltarlos, con lo que pasamos al nivel de aceptación y, finalmente, al de Paz.
Practicar
Como todo lo que te cuento, es cuestión de practicar y practicar. No pretendas que en los primeros intentos te liberes de todo. Recuerda, paciencia y nada de expectativas. Constancia y dejar ir, soltar…
Es un entrenamiento como cualquier otro, se requiere voluntad para ponerse a ello, intención de dejar ir y confianza para permanecer en ello el tiempo que sea necesario para que se liberen los nudos energéticos.
Aquí estoy, dispuesta para facilitarte el entrenamiento, si ves preciso un acompañamiento.