¡Madre, qué nervios!
Reunión con asesores de Marketing: inquietud, miedos, dudas… Me muestra mi inseguridad, mi pavor ante el hecho de mostrarme.
Miedos
¿Por qué me da miedo exponerme? A todos nos asusta en mayor o menor medida, pues abrirnos a los demás, permitir que nos conozcan, que sepan de nuestras debilidades nos deja en una posición muy vulnerable.
En general, pensamos: podrían abusar de mí, podrían herirme: reírse, insultarme, desprestigiarme, burlarse, ignorarme… Y todo ello duele, duele mucho. Pues se trata de nuestro corazón, no es una materia dura e impenetrable. Es el corazón, delicado, sensible… Pero a la vez, imponente.
Ya lo creo, poderoso. El corazón tiene una fuerza magnética impresionante. Fuerza de atracción. Irradiamos una vibración desde nuestro corazón y atraemos a nuestra vida según esa vibración.
Lo que pasa es que tenemos tal incoherencia, tal desarmonía, que ahora recibimos, experimentamos o sentimos cosas, situaciones, sentimientos, que son resultado de cómo vibramos en el pasado, no hoy. Y además de todo, no somos conscientes de ello.
De lo que se deduce que según estemos vibrando hoy, así será nuestro mañana. Podemos proyectar unas altas frecuencias, o no. Todo depende de nosotros.
Libre para elegir
Y esta es otra de las premisas que desconoce mucha gente: somos dueños de nuestra vida, en la medida en la que somos libres para elegir qué queremos que esté en ella.
Sí, tenemos la potestad de DECIDIR qué queremos y qué no. Qué hacer y qué no. Qué pensar y qué no.
Difícil _dirán algunos_. Imposible _creen otros_. Cierto _te digo, te aseguro, por propia experiencia y por haber leído a muchos más sabios que yo_.
_ ¿Por dónde empiezo? _me dirás_
Descubre las limitaciones
Descubramos nuestras limitaciones. Limitaciones impuestas por aceptar creencias erróneas. Las adquiridas como herencia. Aquellas que nos marca el entorno sociocultural. Las autoimpuestas que nos dejan insatisfechos, pero tranquilos en nuestra zona de confort.
Estoy en ello. Las estoy viendo. Las estoy reconociendo desde antes de empezar a hablar con mis nuevos asesores (utilizo mi caso como ejemplo):
_ ¡Y bien! ¿Ahora qué?
Sentir
¿Qué hacer? _Nada.
Observo. Me permito SENTIR lo que hay debajo: no quiero que me hagan daño, no quiero sentir dolor.
Siéntelo. Siente ese dolor. Está ahí. No es porque alguien te lo haga. Está ahí. Lo estás sintiendo. ¡Siéntelo!
Duele. Mucho. Duele profundamente. Parece que te va a romper. Siento las entrañas desgarrándose.
Sí, noto mi debilidad. Siento mi vulnerabilidad.
¡Y ya!
Va pasando…
Mis células se recomponen.
Vuelvo a sentir mi respiración y el corazón palpitando en el pecho.
Sosiego.
Trascender
Puedo. Certeza de que puedo con esto. Puedo con lo que sea. ¡Sí, puedo!
Puedo, porque sé que estoy asistida. ¡Gracias! Me doy cuenta de que no estoy sola. No estoy, ni nadie está separado. Formamos parte de Algo más grande. Y es este punto el que se nos olvida una y otra vez, el que hemos negado.
Por favor, vuelve a mirar dentro de ti. Sin miedo, sin prejuicios, con confianza y descubre esa Consciencia mayor, descúbreTe.
Puedo acompañarte es este proceso de “Presencia en la emoción”, aquí estoy si así lo sientes.
Ah, y si te apetece ahondar más en el conocimiento del corazón te recomiendo el libro de Antonio Consuegra Sebastián: Coherencia Cardiaca.