Las cosas que ocurren en la vida no son ni buenas ni malas, son solo hechos, y las tenemos que aceptar, no con la mente, sino con el corazón, aunque duela.
Carlitos Páez
He encontrado esta carta, que dicen es de Carlitos Páez, sobreviviente de Los Andes. Y quiero compartirla, porque es muy inspiradora:
<<Hoy estamos frente a una situación similar a cuando en la cordillera escuchamos por radio, 10 días después de la caída del avión, que se había suspendido la búsqueda, que nos habían abandonado y daban por muertos. Y hoy, 47 años después estoy hablando con ustedes y solo tengo gratitud por todo lo que aprendimos.
En ese momento dejamos de esperar el rescate de afuera y nos dimos cuenta que sobrevivir y salir adelante dependía solo de nosotros. Nos conectamos entonces con nuestro máximo potencial físico, mental, emocional y espiritual y nos dimos cuenta de que no podíamos gastar nuestra energía hablando de cosas que no podíamos cambiar, que no dependían de nosotros y nos deprimían (como la queja y el miedo, que nos paralizaba y nos consumía toda nuestra energía, que era muy poca y había que usarla muy eficientemente).
Aprendimos que las cosas que ocurren en la vida no son ni buenas ni malas, son solo hechos, y las tenemos que aceptar, no con la mente sino con el corazón aunque duela.
Cuando se acepta la realidad tal cual es, se deja de sufrir y de pelear la mente con la realidad. Se empieza a ser parte de la solución y no del problema. Y ahí aparecen muchas posibilidades. Se aprende que lo importante no es lo que pasa, sino lo que hacemos con lo que nos pasa.
En la cordillera aprendimos muy rápido que teníamos que trabajar en equipo para construir una sociedad solidaria donde los bienes pertenecían a la comunidad; donde las normas aparecían cuando eran necesarias, y la primera fue que ¡estaba prohibido quejarse! El único objetivo era sobrevivir, no yo, todos! Sin excusas.
Nuestra historia, es una historia de uruguayos. No es una tragedia (aunque tiene mucho de tragedia), ni un milagro (aunque tiene muchísimo de milagro)>>
Creo que no es necesario añadir más. La leo y la releo, porque me siento muy identificada con lo que dice, resuena con mi sentir.
Aceptar la realidad
Hoy más que nunca, me doy cuenta de que todo es un proceso, como el periplo de un héroe mitológico, una aventura que hay que vivir. Me consta que hemos de experimentar los opuestos (alegría-tristeza, tensión-relajación, abundancia-escasez, enfado-tranquilidad, miedo-confianza, amor-ausencia de amor…), aceptando cada extremo, pues cuando nos resistimos a experimentar uno, persiste.
Y seguirá haciéndolo hasta que lo aceptemos como posible, sin rechazo, sin negación, sin huida.
Elevar la vibración, fomentar los pensamientos positivos es necesario, sí, imprescindible para salir del fango. Pero no nos confundamos con esto, que no sea a costa de negar la realidad, de no querer verla tal cual es, de disimilar lo que realmente nos provoca, de no responsabilizarnos de lo que nos corresponde, de poner buena cara en todo momento.
Ya que a la larga, todo lo que ocultamos, negamos, evitamos y rechazamos va a volver nuevamente a nuestra vida para que lo atendamos.
Sentir lo que tiene que ser sentido
Porque las circunstancias se nos presentan para que las vivamos, permitiéndonos sentir lo que tenga que ser sentido, y lo trascendamos; pero una vez experimentado, “sufrido en nuestras carnes”.
Y una vez enfrentado, mirado a la cara, lo que toca es atravesarlo, desidentificarnos de todo y conectar con nuestra verdadera esencia.
Ahora me dirás: ¡qué difícil! Qué más quisiera…
Pues si estás en esta tesitura, te encuentras confusa o atascada en tu proceso y no sabes cómo liberarte, no te quedes paralizada, busca a alguien que te eche un cable. Muchas personas estaremos encantadas de ser parte de la solución.